Quién no tuvo alguna vez o tiene actualmente algún compañero de trabajo, que siempre es el primero en recibir algún tipo de aumento, por ser un oreja, chupamedias, un olfa… Siempre está detrás del jefe mostrándole lo que hace, lo que consiguió, lo que le salió bien y minimizando lo que no pudo resolver. A la hora de dar un beneficio, el adulón sale premiado.
Sabemos cual es nuestro objetivo, sabemos cual es la vía para conseguirlo, es nuestra decisión tomar el camino de adular, dar la razón cuando no la hay, ser suave y tibio, callarnos la boca o abrirla nada más que para decir sí…o el camino de Diógenes.
UN DÍA, ESTABA DIÓGENES COMIENDO UN PLATO DE LENTEJAS SENTADO EN EL UMBRAL DE UNA CASA CUALQUIERA. NO HABÍA NADA EN TODA ATENAS MÁS BARATO EN COMIDA QUE EL GUISO DE LENTEJAS.
DICHO DE OTRA MANERA, COMER GUISO DE LENTEJAS ERA DEFINIRSE EN ESTADO DE LA MAYOR PRECARIEDAD.
PASÓ UN MINISTRO DEL EMPERADOR Y LE DIJO: -¡AY! DIÓGENES, SI APRENDIERAS A SER MÁS SUMISO Y A ADULAR UN POCO AL EMPERADOR, NO TENDRÍAS QUE COMER TANTA LENTEJAS.
DIÓGENES DEJÓ DE COMER, LEVANTÓ LA VISTA Y MIRANDO AL ACAUDALADO INTERLOCUTOR PROFUNDAMENTE, LE DIJO: -AY DE TI, HERMANO. SI APRENDIERAS A COMER UN POCO DE LENTEJAS, NO TENDRÍAS QUE SER SUMISO Y ADULAR TANTO AL EMPERADOR.
Este es el otro camino, el del autorrespeto, el de defender nuestra dignidad por encima de nuestras necesidades de aprobación.
Todos necesitamos la aprobación de otros. Pero si el precio es dejar de ser nosotros mismos, no sólo es caro sino que se vuelve una búsqueda incoherente.-
Sabemos cual es nuestro objetivo, sabemos cual es la vía para conseguirlo, es nuestra decisión tomar el camino de adular, dar la razón cuando no la hay, ser suave y tibio, callarnos la boca o abrirla nada más que para decir sí…o el camino de Diógenes.
UN DÍA, ESTABA DIÓGENES COMIENDO UN PLATO DE LENTEJAS SENTADO EN EL UMBRAL DE UNA CASA CUALQUIERA. NO HABÍA NADA EN TODA ATENAS MÁS BARATO EN COMIDA QUE EL GUISO DE LENTEJAS.
DICHO DE OTRA MANERA, COMER GUISO DE LENTEJAS ERA DEFINIRSE EN ESTADO DE LA MAYOR PRECARIEDAD.
PASÓ UN MINISTRO DEL EMPERADOR Y LE DIJO: -¡AY! DIÓGENES, SI APRENDIERAS A SER MÁS SUMISO Y A ADULAR UN POCO AL EMPERADOR, NO TENDRÍAS QUE COMER TANTA LENTEJAS.
DIÓGENES DEJÓ DE COMER, LEVANTÓ LA VISTA Y MIRANDO AL ACAUDALADO INTERLOCUTOR PROFUNDAMENTE, LE DIJO: -AY DE TI, HERMANO. SI APRENDIERAS A COMER UN POCO DE LENTEJAS, NO TENDRÍAS QUE SER SUMISO Y ADULAR TANTO AL EMPERADOR.
Este es el otro camino, el del autorrespeto, el de defender nuestra dignidad por encima de nuestras necesidades de aprobación.
Todos necesitamos la aprobación de otros. Pero si el precio es dejar de ser nosotros mismos, no sólo es caro sino que se vuelve una búsqueda incoherente.-
1 comentario:
Esta es una de las tantas elecciones que tomamos en nuestras vidas, y que nos influyen para bien o para mal . ¿El camino de Diógenes es el indicado o hay otros caminos más efectivos?
Rose.-
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